Pastor:Eugenio Espinoza
INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos de visión, nos referimos a aquella capacidad que viene de Dios para mirar más
allá del devenir cotidiano de nuestras vidas, pudiendo visualizar aquel destino y propósito que Él
(Dios) tiene para cada uno de nosotros para un tiempo determinado por su soberanía.
La visión de Dios, siempre se encuentra conectada con su misión. Lo anterior, abarca la misión que
poseemos individualmente en la vida y aquella que poseemos de manera colectiva como familia
espiritual. De lo anterior se desprende la importancia de ella, pues frente a la ausencia de visión
viviremos un proceso de divagación de la misión en lo individual, familiar y ministerial.
En ese contexto, el encuentro de Dios con Moisés en la visión de la zarza ardiente género un proceso
de reconfiguración de su propia vida y la visión que este poseía, tanto de la realidad en la cual este
se encontraba sumergido, su comprensión de la persona de Dios y su proyecto de vida.
INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos de visión, nos referimos a aquella capacidad que viene de Dios para mirar más
allá del devenir cotidiano de nuestras vidas, pudiendo visualizar aquel destino y propósito que Él
(Dios) tiene para cada uno de nosotros para un tiempo determinado por su soberanía.
La visión de Dios, siempre se encuentra conectada con su misión. Lo anterior, abarca la misión que
poseemos individualmente en la vida y aquella que poseemos de manera colectiva como familia
espiritual. De lo anterior se desprende la importancia de ella, pues frente a la ausencia de visión
viviremos un proceso de divagación de la misión en lo individual, familiar y ministerial.
En ese contexto, el encuentro de Dios con Moisés en la visión de la zarza ardiente género un proceso
de reconfiguración de su propia vida y la visión que este poseía, tanto de la realidad en la cual este
se encontraba sumergido, su comprensión de la persona de Dios y su proyecto de vida.