“La vida cristiana se desarrolla sobre convicciones sólidas que emanan de los principios bíblicos, siendo estos un caminar por la fe (acción de creer y seguir) y no por las emociones, sentimientos o sensaciones ajenos a estos.
En dicho contexto, se hace pertinente explicar y reforzar en qué consisten dichos principios, describiendo su naturaleza bíblica y aplicándolos a la vida cotidiana y comunitaria”