Principio 1: Reconozco que no soy Dios. Admito que no tengo el poder para controlar mi tendencia a hacer lo malo y que mi vida es inmanejable.
Dichosos los pobres en espíritu. Mateo 5:3
Paso 1: Admitimos que no teníamos el poder sobre nuestras adicciones y comportamientos compulsivos, que nuestras vidas llegaron a ser inmanejables.
Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer to bueno, no soy capaz de hacerlo Romanos 7:18